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P. EMILIO MOSCOSO, S.J. COMPAÑERO, ESTUDIOSO Y MÁRTIR

Blog del Centro Cultural BEAEP

Artículos culturales y de interés

P. EMILIO MOSCOSO, S.J. COMPAÑERO, ESTUDIOSO Y MÁRTIR

 Emilio Moscoso nació en Cuenca el 21 de abril de 1846. La fecha exacta de su nacimiento es discutida porque en algunos catálogos de la Compañía de Jesús el día del mes de abril se corre al 11 y 17. Sea como fuere, nació en aquellos días en una numerosa familia de trece hijos del matrimonio de Juan Manuel Moscoso Benítez y María Antonia Cárdenas y Arciniega.

Durante su infancia y juventud era “apegado al hogar y a la familia, afectuoso con los suyos; más bien retraído y poco amiguero, avezado a la piedad, nunca faltaba al rezo del rosario en familia”[1] Por ello, no llamó la atención que, a los 18 años de edad, mientras cursaba estudios de leyes en la universidad, ingresara al Noviciado de la Compañía de Jesús que, a la sazón, se encontraba en Cuenca. Los largos años de formación jesuita lo condujeron luego a Quito, Riobamba, Guayaquil y Pifo. Su ordenación sacerdotal tuvo lugar en Quito el 1 de noviembre de 1876. Al año siguiente fue enviado a concluir sus estudios de teología en Francia y la Tercera Probación en España.

Su primera misión sacerdotal no la realizó en Ecuador, sino en la residencia y colegio de la Inmaculada de Lima en donde permaneció por tres años. De regreso a Ecuador en 1882 trabajó en el colegio San Luis de Quito e iglesia de la Compañía hasta que en 1889 fue destinado a su última misión en la tierra: el Colegio San Felipe de Riobamba en donde ocho años más tarde alcanzó la palma del martirio de manos de tropas alfaristas.

Compartiré la experiencia espiritual y martirial, no sólo del P. Emilio, también de la comunidad jesuita que sufrió inimaginables humillaciones de parte de la soldadesca alfarista. La situación en Riobamba en 1897 era durísima para la mayoría del pueblo y de forma particular para la Iglesia Católica. Se vivía en Riobamba y otras ciudades una gran tensión entre los partidarios y tropas de Vicente Lucio Salazar -que había asumido el mando luego de la renuncia del presidente Luis Cordero- contra las tropas alfaristas. Luego de la decisiva batalla de Gatazo ocurrida el 14 de agosto de 1895, Eloy Alfaro se hizo con el poder el 4 de septiembre del mismo año. Tiempos difíciles se avecinaban para la Iglesia Católica que iba a dar un duro testimonio de fe en Jesucristo.

El Colegio San Felipe Neri era el único que mantenía sus puertas abiertas de manera regular. Todas las otras congregaciones religiosas y hasta el mismo obispo Mons. Arsenio Andrade habían sufrido ataques a su libertad e integridad personal. Mons. Andrade fue detenido la noche del 27 de abril y recluido por tres días.

La situación empeoró para los jesuitas del San Felipe Neri en los días siguientes. El comandante Juan José Franco y el capitán Eliseo Santos detuvo a toda la comunidad jesuita el domingo 2 de mayo, excepto el P. Emilio y un hermano que lo acompañaba en gestiones fuera de casa. Como delincuentes fueron atados y conducidos por cincuenta soldados al Cuartel de Caballería en donde fueron recibidos con mayores insultos y atropellos. "Mandamos a tomar presos a algunos (frailes), especialmente a los jesuitas que son los peores del número de las gentes de la sotana" decía el telegrama que recibió Eloy Alfaro desde Riobamba. El pueblo de Riobamba se levantó contra tan injusta persecución y al día siguiente fueron puestos en libertad, menos los PP. Ricardo Cangas, Ángel Laverde, Víctor y Rosendo Guerrero.

El P. Emilio intercedió sin éxito por los cuatro compañeros retenidos. Al día siguiente, martes 4 de mayo, tropas conservadoras buscaron refugio al suponer que la comunidad seguía detenida y creer que estaba ocupada por las fuerzas del gobierno. Sólo el mencionado hermano Eloy Mejía notó la presencia de los intrusos y comunicó rápidamente al P. Emilio tal novedad que mucho lo contrarió por su carácter pacífico. El combate entre ambas fuerzas dio inicio en la madrugada del 4 de mayo, calle por calle, plaza por plaza, hasta que los rebeldes conservadores buscaron refugio en el colegio San Felipe Neri. Las tropas del gobierno rodearon y atacaron el colegio por una hora hasta que doblegaron la resistencia de los oponentes, saquearon el colegio hasta cometer terribles sacrilegios en la capilla de estudiantes.

¿Qué había pasado con la comunidad jesuita? Un buen grupo se refugió en la capilla de comunidad a los pies de la Virgen. Los soldados revisaron la casa en busca de otros sacerdotes y hallaron al P. Emilio en su habitación rezando el rosario en donde lo asesinaron a sangre fría con tres disparos: uno en la frente, otro en el hombro derecho y en una de las piernas. Para mayor humillación le colocaron un rifle en el brazo izquierdo y un cinturón con cartuchos en el pecho para simular su participación en la refriega. Los testimonios de algunos comandantes de las propias tropas alfaristas aseguraron que el P. Emilio fue asesinado dentro de su habitación sin dar motivo alguno, pues estaba indefenso.

Aquí no terminaron las profanaciones a su cadáver, pues el coronel Luis Quirola lo ató con el ronzal de su caballo y lo arrastró hasta la calle en donde fue detenido por el pueblo y tropa que lo introdujeron a la iglesia o capilla de estudiantes.

En el Centro Cultural Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit conservamos dos documentos únicos y, quizá, desconocidos para la mayoría de jesuitas de nuestra Provincia y estudiosos del P. Emilio. El primer documento es un manuscrito de 109 páginas titulado “Tratado de Lógica por el R. P. Fongiorgi, S.J. con adiciones de otros autores” con un subtítulo muy revelador que dice así “Escrito por el M.o Emilio Moscoso S.J. en Guayaquil en octubre 7 de 1867”. Este documento no sólo revela una faceta desconocida del P. Emilio como escritor, sino, que además entrega luces sobre su estadía como maestrillo en Guayaquil el año 1867, pues, todas las biografías conocidas lo ubican en dicho año en Riobamba. 

 

El segundo documento es un recibo firmado por el P. Emilio, ya sacerdote en la Iglesia de la Compañía de Quito el 16 de agosto de 1885 por concepto de 100 pesos de limosna por las exequias solemnes celebradas el 6 de agosto de dicho año en memorial del Dr. Gabriel García Moreno asesinado diez años antes.

Estos dos documentos son de gran valor histórico pues presentan otros aspectos de la vida del P. Emilio como fueron sus tareas magisteriales en en Guayaquil hasta 1872 y su labor sacerdotal en Quito.

El P. Emilio Moscoso, S.J. fue beatificado en Riobamba el 16 de noviembre de 2019 y es reconocido como mártir de la eucaristía y valiente amigo de sus compañeros jesuitas.

[1] Positio Super Martyrio, 38.

 

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